viernes, 12 de diciembre de 2008

Tratamiento informativo en televisión de la inmigración hacia España



Introducción
El título presupone que existe un tratamiento informativo de la inmigración y que, si no existe, debiera existir. En idéntica situación se encuentran otros asuntos de actualidad permanente y de gran interés social como el terrorismo, la violencia de género, la información sobre drogodependencias y todas aquellas informaciones que afectan al menor.Sin embargo, la presunción de que los medios de comunicación manejan unos patrones o normas de conducta sobre los grandes temas es simplemente eso, una presunción. Hemos visto cómo en España se ha generado recientemente un debate nacional sobre la “telebasura” y la protección del menor que ha concluido en un código de conducta aceptado por los principales medios de comunicación, con entrada en vigor el pasado 9 de marzo de 2005 y que a duras penas están cumpliendo los propios firmantes del documento. Algo similar ocurrió el pasado año con la violencia de género, una lacra social que en su día se pensó que merecía un delicado tratamiento informativo, lo que dio lugar a un decálogo presentado públicamente del que nunca más se ha vuelto a hablar. Son todos ellos ámbitos informativos que generan una elevada preocupación, cuando no alarma social, que en algún momento, fuerza a los medios de comunicación a tratar de establecer protocolos de trabajo. La excepción es que sea un medio de comunicación el que establezca su patrón de conducta motu propio, sin que exista una presión social.Organizaciones que trabajan en la inmigración, en el menor o en las drogas, coinciden plenamente en sus críticas a los medios de comunicación. Se pueden resumir en las siguientes.
Superficialidad en el tratamiento del problema. No cumplen con su labor formativa. El modelo periodístico es parcial y reduccionista. Prima lo novedoso frente a las necesidades reales. No cumplen su función social.
Se habla de estos problemas de forma genérica. Hay una escasez de reflexión que coincide con una visión estereotipada de la realidad.
La visión estereotipada conduce en demasiadas ocasiones a la denominada “profecía autocumplida”. Si consideramos normal que un joven beba o consuma alguna pastilla el fin de semana, ese joven, si realmente lo hace, pensará que está obrando conforme a un patrón de normalidad. Si proyectamos una visión determinada del inmigrante, del colombiano, del rumano, dicha visión puede acabar afectando a la conducta. Si planteamos la inmigración como un problema, lo acabará siendo.
El alejamiento entre los medios y las necesidades reales de sus audiencias hace que la mayoría de informaciones sobre colectivos considerados problemáticos se refieran a sucesos, muertes y delitos. Es decir, primacía casi absoluta de la vertiente jurídico-policial, del espectáculo informativo y escasa presencia de informaciones que incidan en las cuestiones de fondo.
Los medios, salvo en las grandes empresas, carecen de periodistas especializados, lo que se traduce en importantes lagunas en la dimensión formativa. En el caso que nos ocupa, mientras el fenómeno de la inmigración ha evolucionado, no todos los medios de comunicación han variado el tratamiento mediático. Persisten rutinas e inercias cuyo principal síntoma es el propio lenguaje, el escrito y el visual.
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