viernes, 19 de diciembre de 2008

PHILIP ZIMBARDO: "Los sistemas pueden ser perversos"


Philip Zimbardo es profesor emérito de Psicología de la Universidad de Stanford (EE. UU.). Ha sido presidente de la American Psychological Association y actualmente dirige el Stanford Center on Interdisciplinary Policy, Education and Research on Terrorism. Acaba de publicar El efecto Lucifer (Paidós).
La base teórica de El efecto Lucifer proviene del experimento que usted realizó en la Universidad de Stanford después de crear una prisión ficticia. Allí unos estudiantes desempeñaron roles asignados al azar de reclusos y carceleros. ¿Qué conclusiones ha sacado de este experimento? Las fuerzas suscitadas por la situación en sí dominaron la personalidad y el carácter de cada uno hasta tal punto que muchos carceleros empezaron a abusar de su poder y se comportaron de manera sádica y cruel. Cinco de los sanos y normales presos sufrieron crisis nerviosas en tan solo cuestión de días y tuvieron que ser liberados. Todos tendemos a subestimar el poder de las situaciones sociales y a sobrestimar el del temperamento de las personas cuando intentamos comprender la conducta humana. Al conocer los sucesos acontecidos en la prisión iraquí de Abu Ghraib, donde los policías militares estadounidenses maltrataron y torturaron a los prisioneros, usted rememoró su experimento. ¿Qué características tienen en común? Me opuse a la opinión de que los soldados eran “manzanas podridas”, tal y como los mandos militares y la Administración Bush sostenían. Se trataba más bien de “buenas manzanas” (como mis carceleros lo eran en un principio) y, en cambio, era el recipiente que las contenía el que las hacía pudrirse, igual que en el experimento de Stanford. Todos los factores psicológicos básicos y los procesos ocasionados por la situación que he identificado en el experimento de Stanford se repitieron en Abu Ghraib: deshumanización, anonimato, dejación de responsabilidades, poder, dominación, conformidad por parte del grupo... A consecuencia de estos malos tratos el sargento Ivan Chip Frederick sufrió una condena. Sin embargo, usted no está del todo de acuerdo con los castigos dirigidos a personas concretas, pues mantiene que la presión del grupo, la situación y el sistema pueden ser determinantes, ¿no es así? La comprensión de las causas que han ocasionado una situación no sirve de excusa ni la hace más admisible. Las personas siempre son responsables de sus actos. Pero, si lo que queremos es impedir este tipo de crímenes, debemos saber cómo podemos cambiar las causas que los han originado. En su libro plantea que la responsabilidad última de los sucesos de Abu Ghraib no recae directamente sobre los autores de los maltratos, sino sobre el mando civil de la Administración Bush. ¿Cree que el sistema puede tener efectos tan perversos? Los sistemas son las principales fuentes de poder y de dominación social, rigen a las personas y a las naciones mediante las ideologías, las leyes, las normas, el control de los recursos y de los sistemas jurídicos, educativos, comunicativos, de la policía y del Ejército. Los sistemas pueden ser perversos; hay infinidad de ejemplos del mal sistematizado en sentido vertical: Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot, Sadam Hussein, los jemeres rojos de Camboya, Idi Amín y, actualmente, George W. Bush y Dick Cheney.Usted quiere regalar al lector una última reflexión esperanzadora y explica qué podemos hacer para resistir esa presión social y sistémica que nos lleva a obrar mal. Eso se consigue poniendo en práctica el pensamiento crítico, siendo conscientes de lo que ocurre, asumiendo la responsabilidad de nuestros actos, admitiendo los errores, no deshumanizando jamás al prójimo y no permitiendo que los demás quiten importancia a nuestra identidad ni que nos hagan sentir seres anónimos.

Fuente.

No hay comentarios: